Republic of the Philippines
SUPREME COURT
Manila

EN BANC

G.R. No. L-41040             August 9, 1934

THE PEOPLE OF THE PHILIPPINE ISLANDS, plaintiff-appellee,
vs.
GELACIO DEQUIÑA, defendant-appellant.

Crispen Oben for appellant.
Acting Solicitor-General Pena for appellee.

VICKERS, J.:

This is an appeal from the following decision of Judge Braulio Bejasa in the Court of First Instance of Occidental Negros:

Gelacio Dequiña, el acusado en esta causa, lo esta de un delito de asesinato, cometido, segun querella del Ministerio Fiscal, de la manera siguiente:

"Que en o hacia la madrugada del 18 de septiembre de 1933, en el Municipio de Talisay, Provincia de Negros Occidental, l. F., el acusado arriba nombrado, voluntaria, ilegal y criminalmente, con el proposito deliberado de matar a Roman L. Lacson, mediante alevosia, premeditacion conocida y con ensafiamiento, ataco y agredio a dicho Roman L. Lacson con un bolo vulgarmente Ilamado "flamenco" de que estaba provisto, mientras el referido Roman L. Lacson se encontraba dormido en su propia fasa, causando al mismo lag siguientes heridas:

"Una herida penetrante en el sexto espacio intercostal izquierdo;

"Una herida en la fosa iliaca izquierda;

"Una herida en la porcion superior del esternon;

"Una herida en la cara interna del muslo izquierdo;

"Una herida en la cara anterior del brazo derecho;

"Una herida en la cara anterior de la muneca izquierda;

"Una herida en el borde radial del antebrazo derecho;

"Una herida en la rotula inquierda; y

"Otra herida en el borde radial del dedo gordo derecho, a congecuencia de las cuales, el referido Romin L. Lacson murio el 19 de septiembre de este ano a eso de las 9.15 a. m. En la comision del delito, han concurrido las circunstancias agravantes de morada y nocturnidad. Hecho cometido cop infraccion de la ley."

Al ser Ilamada a vista esta causa, el acusado, asistido de aus abogados defensores, fue informado de la querella del Ministerio Fiscal, mediante interpretacion al dialecto local, dando la contegtacion de NO CULPABLE.

Es un hecho probado por la acusacion y no desmentido por la defense que entre cuatro y cinco de la mafiana del dia 18 de septiembre de 1933, hallandose el hoy occiso Roman L. Lacson durmiendo en su cama dentro de una habitacion de su casa situada en el Municipio de Talisay, Provincia de Negros Occidental, fue agredido por un individuo con el bolo Exhibit B, causandole nueve heridas en diferentes partes del cuerpo a consecuencia de las cuales dicho Romda L. Lacson murio en la manana del dia siguiente en el Hospital Provincial de Bacolod, Negros Occidental.

Son hechos establecidos tambien por las pruebas de la acusacion los siguientes:

El hoy occiso Roman L. Lacson, al verse acometido en la mafiana de autos, dio gritos de socorro y, por estos gritos, su hija Ilamada Amparo Lacson, que dormia en un cuarto contiguo, juntamente con su criada Rosario Umaliao, se desperto y acudio al cuarto donde estaba su padre, seguida de su citada criada. Al abrir la puerta por la cual su liabitacion se comunicaba con la de gu padre, vio a un individuo levantado cerca de la cama dando de tajos a su padre que estaba dentro del mosquitero. Amparo Lacson, al ver aquello, emitio un grito diciendo Hombre! y entonces aquel individuo se encaro con dicha Amparo Lacson y trato de agredir tambien a esta, y fue cuando ella pudo reconocer al aqui acusado como la persona que estaba agrediendo a su padre. La testigo Rosario Umaliao, que en ese momento estaba detras de Amparo Lacson, Ilego tambien a identificar al aqui acusado como la persona que estaba acometiendo al hoy occiso Romin L. Lacson. El occiso Roman L. Lacson pudo arrebatar de su agresor el bolo Exhibit B antes de que el citado agresor pudiera escaparse.

En la mañana de autos, una ventana que estaba cerca de la eama de Roman L. Lacson estaba completamente abierta y, por la claridad de la luz electrica que penetraba dentro de la habitacion desde un poste cercano del alumbrado electrico y porque ya tambien empezaba a amanecer, Amparo Lacson y Rosario Umaliao pudieron identificar al aqui acusado. Amparo Lacson y Rosario Umaliao ya conocian de antemano al acusado por haber estado viviendo en la casa de autos durante algun tiempo, juntamente con su esposa. Cuando el aqui acusado se encaro con Amparo Lacson y trato de agredirla con el bolo Exhibit B, dicha Amparo Lacson retrocedio inmediatamente y, cerrando la puerta de au habitacion, se asomo en la ventana de la casa pidiendo socorro. A los gritos de socorro que diera Amparo Lacson, un tal Jose Capalar, que vivia en una casa vecina a la del hoy occiso Roman L. Lacson, se asomo a la ventana y por medio de una linterna distinguio a un individuo que se escapaba en direccion hacia una calle que se dirigia a la playa. Inmediatamente se dio cuenta del caso a las autoridades locales y al Teniente H. V. Cunanan, Comandante del destacamento de la Constabularia en, Talisay. En aquella mafiana cuando ell Teniente Cunanan llego a la casa de autos no consiguio investigar a Amparo Lacson porque esta estaba entonces muy nerviosa, por lo que dicho teniente principio a prenguntar por la personas que tenian relacion con la casa para investigarlas. Habiendosele mencionado en el curso de la investigacion que la lavandera de Roman L. Lacson, llamada Modesto Tobesa, estaba casada, inmediatamente se constituyo en la casa de esta para sacar al aqui acusado. En aquen en ocasion iba acompanado por Cesar Lacson, a quien en ocasiones anteriores el hoy occiso Roman L. Lacson habia confiado que sostenia relaciones ilicitas con dicha Modesto Tobesa. Al ser arrestado el aqui acusado en su casa, el Teniente Cunanan descubrio que sus pies estaban salpicados de algunas manchas rojas que se parecian a la sangre, En aquella misma manana se descubrio que en una parte del cerco de canas partidas de los bajos de la casa de autos se habia hecho una abertura suficiente para que pueda pasar por alli un individuo y, a una distancia de media vara de dicha abertura, se vi tambien huella de pie derecho humano. El Teniente Cunanan, en presencia de varias personas, comprob, aquella huella con el pie derecho del aqui acusado y entonces se descubrio que la misma coincidia exactamente con el pie del citado acusado. Acto seguido, el Teniente Cunanan hizo tambien que el aqui acusado imprimiera su pie derecho al lado de dicha huella y entonces vio que la huella impresa por el aqui acusado en la manana de autos era exactamente igual a la huella que se habia descubierto en aquella misima manana. El acusado, al ser Ilevado por el Teniente Cunanan al cuarto donde ocurrio el suceso, Amparo Lacson inmediatamente dijo en voz baja al Teniente lo siguiente: "That is the man." Y cuando fue llevado meramente a la casa de autos en la noche del dia 19 de septiembre de 1933, para demostrarle el cadaver del hoy occiso Roman L. Lacson, Amparo Lacson, al verle, grito diciendo: 'Ese es el hombre.' En aquella misma ocasion, mientras estaba el aqui acusado al lad del cadaver de Roman L. Lacson, no pronuncio ninguna palabra, amntuvo sus ojos cerrados y estaba palido.

La defensa del acusado consiste en una coartada y, a este efecto, se ha tratado de establecer por su testimonio y el de su esposa Modesta Tobesa y de su suegro Juan Tobesa que el aqui acusado estuvo en su casa, situada a poca distancia de la casa del hoy occis Roman L. Lacson, desde la noche del dia 17 de septiembre de 1933 hasta las seis y media de la manana del dia siguiente, en que fue arrestado por el Teniente Cunanan.

Esta defense del acusado no tiene merito suficiente para establecer la inocencia del mismo, ni siquiera una duda racional. El citado acusado fue identificado por Amparo Lacson y Rosario Umaliao como el individuo que habia estado agrediendo a Roman L. Lacson en la manana de autos. Tanto Amparo Lacson como Rosario Unaliao conocian muy bien al citado acusado Porque este estuvo viviendo en la casa del hoy occiso, con su esposa Modesta Tobesa, que era lavandera de la familia. El mismo acusado afirma en su declaracion que Amparo Lacson y Rosario Umaliao no han tenido ninguna clase de disgusts con el y si esto es asi, este Juzgado no tiene motivos para dudar de la veracidad de estas ds testigos.

Como motivo de la agresion, se ha establecido a satisfaccion del Juzgado que, con anterioridad al dia de autos, el hoy occiso Roman L. Lacson estuvo reprendiendo al aqui, acusado por no tener trabajo con que mantener a su esposa e hijos, y que el Jefe de Policia presento una denuncia contra el citado acusado por morosidad en el pago de la cedula personal a sugestion del mismo oocciso. Tambien es un hecho prbado por la acusacion y no desmentido por la defensa que el hoy occiso Roman L. Lacson, en su vida, ha estado sosteniendo relaciones ilicitas con la esposa del aqui acusado y, teniendo en cuenta estas circunstancias, no es nada extraño el que dicho acusado abrigara en su pecho intenciones de venganza contra el hoy occiso Roman L. Lacson y que, para satisfacerla, acometiera a dicho Roman Lacson en la mañana de autos.

Por todo to expuesto, el Juzgado declara al aqui acusado culpable del delito de asesinato alegado en la querella y, teniendo en cuenta las circunstancias del caso, le condena a sufrir la pena de RECLUSION PERPETUA, con las accesorias de ley, a indemnizar a los herederos del occiso en la suma de P1,000 y a pagar las costas del juicio.

Appellant's attorney contends that the lower court committed the following errors:

PRIMER ERROR

El Juzgado inferior erro al apreciar las circunstancias cualificativas de ensanamiento y alevosia.

SEGUNDO ERROR

El Juzgado inferior erro al apreciar las circunstancias agravantes de nocturnidad y morada.

TERCER ERROR

El Juzgado inferior erro al no haber apreciado la circunstancia atenuante No. 10, repetida cuatro veces, del articulo 13 del Codigo Penal Revisado.

CUATRO ERROR

El Juzgado inferior erro al no imponer al acusado la pena minima de diez anos y un dia de prision mayor.

In our opinion the evidence of record clearly sustains the findings of the trial judge. It will be observed that appellant's counsel does not ask for a reversal of the decision, but seeks a reduction of the penalty for the reasons set forth in the assignments of error.

As to the first assignment of error that the lower court erred in appreciating the qualifying circumstances of ensañamiento and alevosia, it is to be observed that the trial judge did not make any express finding as to these or any other circumstances, but merely stated that in view of the circumstances of the case the defendant was sentenced to suffer reclusion perpetual, or the medium degree of the penalty provided by law. Although it does not appear that the crime in question was committed with ensañamiento or cruelty, by deliberately and inhumanly augmenting the suffering of the victim, or outraging or scoffing at his person or corpse, it is clearly proved the defendant availed himself of alevosia or treachery, because taking advantage of the nighttime the defendant entered the house of the deceased and attacked him with a bolo while he was asleep. There is treachery when the offender commits any of the crimes against the person, employing means, methods, or forms in the execution thereof which tend directly and especially to insure its execution, without risk to himself arising from the defense which the offended party might make (article 14, subsection 16, of the Revised Penal Code). It has been repeatedly held by this court that there exists the qualifying circumstance of alevosia or treachery when one takes the life of a person who is asleep.

The attorney for the appellant next maintains that the lower court erred in taking into account the aggravating circumstances of nocturnity and dwelling.

Nocturnity in this case is included in the qualifying circumstance of treachery, and should not be regarded as an aggravating circumstance.

Appellant's attorney contends that the fact that the deceased was killed in his own dwelling should not constitute an aggravating circumstance in the present case, because that fact or circumstance was likewise inherent in the qualifying circumstance of treachery or premeditation, and for the further reason that the offended party provoked the crime by his illicit relations with the defendant's wife.

In support of his contention defendant's attorney says:

Considerando que en el caso de autos, el robo de las cantidades que en metalico conservaba y guardaba en un haul dentro de su casa D. F. R. no pudo efectuarse sin penetrar en ella, y que de consiguiente, es una circunstancia inherente al delito que se ha cometido y no puede por lo mismo apreciarse para agravar la pena . . . (S. del T. S. de E. de 10 de agosto de 1881.)

Subsection 3 of article 14 of the Revised Penal Code provides that it is an aggravating circumstance if the act be committed with insult or in disregard of the respect due the offended party on account of his rank, age, sex, or that it be committed in the dwelling of the offended party, if the latter has not given provocation.

The decision of the Supreme Court of Spain in the case of robbery cited by appellant's attorney is not applicable by analogy to the facts of the present case. As this court said in the case of the United States vs. Cas (14 Phil., 21, 22), ". . . the fact that the crime was committed in the house of the offended person should not in our opinion be taken into consideration as an aggravating circumstance in fixing the penalty to be imposed, because the commission of the offense in an inhabited house is an essential element of the crime, defined and penalized in article 508 of the Penal Code, of which the defendant was charged and convicted, and it would not be proper to take into consideration the fact that it was committed in an inhabited house so as to bring it under the comparatively severe penalties prescribed by that article, and then to take into consideration a second time the fact that it was committed in an inhabited house, to wit, that of the owner of the stolen property, to still further increase the penalty," while in the case of the United States vs. Turla (38 Phil., 346), where the appellants were convicted of robbery through intimidation upon the inmates of the house and punished under article 503, No. 5, instead of article 508, it was held that the aggravating circumstance of morada was present and should be taken into account.

Although the Code provides that the aggravating circumstance of dwelling cannot be properly taken into account if the provocation was given by the offended party, this is only true when there exists a close relation between the provocation and the commission f the crime in the dwelling of the person from whom the provocation came. For example, in the case of the United States vs. Licarte (23 Phil., 10), the house of the offended party was very near that of the accused, and while in her house the offended party began to abuse the daughter of the accused and to call her vile names. The accused heard the insulting words and appeared in front of the offended party's house and demanded an explanation. A quarrel ensued, and the accused becoming very angry and excited entered the house of the offended party and struck her with a bolo. This court held that under the circumstances the aggravating circumstance of morada did not exist. In that case the invasion of the privacy of the offended party's home was the direct and immediate consequence of the provocation given by her.

In the case at bar the circumstances are, however, quite different. The provocation was not given immediately prior to the commission of the crime and had n particular relation to the house of the deceased. If the defendant had entered the house of the deceased and surprised the deceased and the wife of the defendant in the act of adultery, the aggravating circumstance of morada would not exist.

The lower court found, and the evidence justifies the finding that the deceased had been maintaining illicit relations with the defendant's wife. This fact was sufficient to have produced passion and obfuscation in the mind of the defendant, and it may be inferred that the accused was impelled thereby to commit the crime. He is accordingly entitled to the benefit of this mitigating circumstance.

The other facts urged by the attorney for the appellant in the mitigation of the offense do not constitute extenuating circumstances. neither the fact that the deceased reproved the accused because he had no means of supporting his wife and children, nor the fact that the deceased urged the chief of police to file a complaint against the accused for failure to pay his cedula tax, nor the relation existing between the parties because the accused was a tenant or had been a retainer of the deceased constitutes a mitigating circumstance.

Since the aggravating circumstance of dwelling is offset by that of passion and obsfuscation, the penalty was properly imposed in its medium degree, or reclusion perpetua.

The decision appealed from is therefore affirmed, with the costs against the appellant.

Avanceña, C.J., Street, Hull and Diaz, JJ., concur.


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